Questions – español

Ninguna persona, por sus propios esfuerzos, nunca ha sido capaz de conocer a Dios. Ni nadie tendrá éxito en conocer a Dios, a menos que Dios venga a su ayuda para revelarse a él. La pregunta, entonces, es si Dios realmente quiere hacerse conocido ¿Quiere él qué los hombres y las mujeres lo conozcan en verdad? Habiendo creado a la humanidad, ¿No es evidente que quiere que los humanos lo conozcan?

La pregunta que hay que hacer es: “¿realmente Dios quiere visitarnos?” Ahora tengo buenas noticias para ti. Dios desea que lo conozcamos y lo amemos con todo nuestro corazón, que en su infinita misericordia vino a morar entre los hombres.

Hace unos 2000 años, de una manera especial, Dios hizo brillar su luz en nuestro mundo. La luz de Dios, también llamada la palabra de Dios, vino a morar entre nosotros en un cuerpo humano por la Virgen María, de quién Jesús nació que, es llamado Cristo . Juan (uno de los discípulos de Jesús) escribió: “al principio estaba la palabra, y la palabra estaba con Dios, y la palabra era Dios… Y la palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros… ” (Juan 1:1, 14). El apóstol Pablo dice a su vez: “No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe: Él se manifestó como hombre; fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria.” (1 Timoteo 3:16). Jesús era verdaderamente un hombre, nacido de María. Tenía todo lo de un hombre, excepto el pecado. Al mismo tiempo, él estaba por encima del hombre, porque él era uno con Dios. Por la venida de Jesucristo al mundo fue también la venida de Dios entre los hombres. Esto está claramente expresado en su título “Emmanuel”, que significa “Dios con nosotros”.

¡Seamos claros!

María no es ni Dios ni parte de Dios. La Santa palabra de Dios no enseña esto. La Biblia enseña más bien que, aunque María es una mujer piadosa, ella no era perfecta. Ella era como todo el resto de nosotros (Lucas 1:47).

Dios es uno.

¡También ha de ser claro que los cristianos no adoran a tres dioses! El versículo clave de la Torá del Profeta Moisés proclama: Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. (Deuteronomio 6:4)

El único Dios existe en tres personas distintas.

Sin embargo, la Biblia enseña inequívocamente que hay más de uno que es Dios. Cuidemos en decir: no hay más de un Dios, sino una pluralidad de personas en el centro de la esencia divina: padre, hijo y Espíritu Santo.
1 + 1 + 1 = 1?

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Va a nacer de una virgen.

El profeta Isaías escribe:

“Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.” (Isaías 7:14)

El espíritu del Señor será sobre él.

El profeta Isaías escribe:

“El Espíritu del Señor Dios está sobre mí,
porque me ha ungido el SEÑOR
para traer buenas nuevas a los afligidos;
me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón,
para proclamar libertad a los cautivos
y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del SEÑOR,
y el día de venganza de nuestro Dios;
para consolar a todos los que lloran.” (Isaías 61:1-2)

Será traicionado por sus amigos.

El Profeta David escribe:

“Incluso mi íntimo amigo en quien confié, que se comió mi pan, me ha levantado el talón”. (Salmo 41:9)

Será abandonado por sus discípulos.

El Profeta Zacarías escribe:

“Despierta, espada, contra mi pastor,
y contra el hombre compañero mío
—declara el SEÑOR de los ejércitos.
Hiere al pastor y se dispersarán las ovejas,
y volveré mi mano contra los pequeños.” (Zacarías 13:7)

Sufrirá y será objeto de desprecio.

El profeta Isaías escribe:

“Di mis espaldas a los que me herían,
y mis mejillas a los que me arrancaban la barba;
no escondí mi rostro de injurias y esputos.” (Isaías 50:6)

Será puesto a muerte.

El profeta Isaías escribe:

“Fue oprimido y afligido,
pero no abrió su boca;
como cordero que es llevado al matadero,
y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda,
no abrió El su boca. Por opresión y juicio fue quitado;
y en cuanto a su generación, ¿quién tuvo en cuenta
que El fuera cortado de la tierra de los vivientes
por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida?” (Isaías 53:7-8)

Será enterrado.

El profeta Isaías escribe:

“En cuanto a su generación, ¿quién tuvo en cuenta
que El fuera cortado de la tierra de los vivientes
por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida?
Se dispuso con los impíos su sepultura,
pero con el rico fue en su muerte,
aunque no había hecho violencia,
ni había engaño en su boca.”(Isaías 53:8-9)

Se levantará de entre los muertos.

El Profeta David escribe:

“Al SEÑOR he puesto continuamente delante de mí;
porque está a mi diestra, permaneceré firme. Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija;
también mi carne morará segura,
pues tú no abandonarás mi alma en el Seol,
ni permitirás a tu Santo ver corrupción. Me darás a conocer la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo;
en tu diestra, deleites para siempre.” (Salmo 16:8-11)

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Al MASIH – ¡el Mesías! Es un título que no significa mucho para nosotros a menos que descubramos su verdadero significado! ‘Masîh’ es la forma árabe de la palabra hebrea ‘Mashiah” o, como decimos hoy, el Mesías. Sabemos que la traducción griega de esta palabra es ‘ Christos ‘, ‘ Cristo ‘, y sabemos que es uno de los títulos de Jesús. ¿Pero qué significa? Si Jesús nació entre los Incas de Sudamérica, o en Japón, y les hubera dicho a estas personas que él era el Mesías, ¿Cómo habrían reaccionado? Ellos no sabían la palabra o lo que significaba. Sólo el pueblo judío lo sabía. ¡Estaban esperando al Mesías! Sólo en su libro se reveló el nombre y el concepto del Mesías. En la ley de Moisés el Dios Todopoderoso había exigido que cada persona consagrada para una tarea noble debe ser ungida, es decir, uno debe derramar el aceite en él con un perfume.

Este ritual significaba que el Espíritu Santo de Dios fue derramado sobre él para permitirle cumplir su voluntad. Más a menudo este ritual fue practicado para consagrar los sacerdotes, profetas y reyes de Israel. Las revelaciones anteriores proféticamente indicaron que alguien especial vendría a establecer el Reino de Dios, no sólo sobre los judíos, sino también sobre todas las otras naciones. Él traería la paz con Dios en la tierra. Dios, por el Profeta Daniel (alrededor del 600 a.c.), reveló su título y el tiempo de su venida. Los judíos habían estado esperando al Mesías durante mucho tiempo (aunque muchos lo rechazaron cuando llegó). Los relatos del nacimiento de Jesús nos muestran que muchos judíos devotos estaban esperando en el templo para su aparición. Habían leído y entendido la profecía de Daniel. Cuando Jesús vino, fue reconocido por muchos como el Mesías. El Corán adopta este título de Jesús sin explicarlo. Para descubrir su significado, debemos recurrir a la única fuente disponible, el nuevo testamento o Injiîl. En el nuevo testamento Jesús planteó esta pregunta crucial a los fariseos, sus enemigos religiosos. Puesto que es de gran importancia para todos nosotros, todavía lo preguntamos hoy: “¿Qué piensas del Mesías?”

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Pensemos por un momento del uso que hacemos de la palabra “hijo” (ابن). Un día le pregunté a un amigo su país de origen. Él respondió: “soy un hijo de Marruecos”. ¿Quería decirme que Marruecos se casó con una mujer para dar a luz? ¡Absolutamente no!

Los que leen y hablan árabe pueden entender fácilmente esta noción: فلان عربي ابن عرب, (lo que significa: este hombre es árabe nacido en árabe). Se habla así para acentuar el origen árabe de la persona, y para destacar el hecho de que él es realmente un árabe. Así cuando la Biblia dice que Jesús es el hijo de Dios, simplemente quiere decir que él es verdaderamente Dios.

También decimos, siempre en árabe: فلان ابن عشر سنوات (literalmente: este niño es el hijo de 10 años), para decir que tiene 10 años de edad (o igual a 10 años). De la misma manera, la expresión hijo de Dios, aplicada a Jesús, significa que él es igual a Dios en naturaleza y en esencia.

Por lo tanto, cuando se dice que Jesús es el hijo de Dios, no debe ser entendido en un sentido genético y natural. Esto no significa que Dios se casó con María para dar a luz a Jesús. Decir o incluso pensar tal cosa es una blasfemia.

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Si Jesús te preguntara hoy: “¿quién dices que soy?”, ¿cuál sería tu respuesta personal? Tal vez, responderías que él es un gran maestro, un gran profeta. Jesús les hizo a sus discípulos la misma pregunta: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (Mateo 16:13). Los discípulos respondieron: “algunos dicen que eres Juan el Bautista; los otros, Elias; el otro Jeremías, o uno de los profetas “(Mateo 16:14). Hoy, como ayer, hay quienes ven a Jesús como un mero maestro o un profeta. Otra vez Jesús le preguntó a sus discípulos: “y tú, ¿quién dices que soy yo?” (Mateo 16:15). A esto el apóstol Pedro respondió: “tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). De hecho, es como si Pedro dijera: “es cierto que la gente dice que eres un profeta, pero para mí eres mucho más que un profeta. ¡Tú eres el hijo de Dios! “. La respuesta de Jesús a Pedro es de suma importancia: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 16:17).

¿Fue Jesús un Profeta? Ciertamente. ¿Era simplemente un Profeta? No. Pedro confiesa que es más que un profeta. La Biblia rebosa de evidencia de que Jesús es hombre y Dios. A lo largo de su vida, demostró esto por atributos y características eternas exclusivas de Dios. Él solo nos revela la verdadera naturaleza de Dios. Él habló y planteó actos únicos a Dios. Tiene nombres divinos. Él puede perdonar los pecados y transformar vidas. Él es uno con Dios en la unidad perfecta. Él puede hacer todo, él sabe todas las cosas, él es justo y correcto. Él es el único que debe ser y haber vivido sin pecado. El Corán atestigua su naturaleza sin pecado (Sura de María 19). Recuerda los muchos milagros que realizó: resucitó a la gente de entre los muertos, curó a los paralíticos, a los ciegos, a los mudos y a los leprosos. Tenía poder sobre los demonios, calmó la tormenta y alimentó a miles de personas con cinco panes y dos peces. Al final, mientras sus discípulos lo miraban, fue llevado al cielo de entre ellos. Nunca reprochó a los que lo adoraban, aceptando su adoración como algo bastante normal. ¿no es ésta una prueba innegable de su divinidad?

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El Corán declara que Jesús nunca afirmó ser Dios, sino que la gente comenzó a creerlo cuando Jesús salió de la tierra (Sura 5:116-117). Los musulmanes creen que los cristianos eventualmente corrompieron el cristianismo verdadero. Los eruditos defienden en las mezquitas que el Concilio de Nicea es responsable de la divinidad de Jesús, mientras que otros acusan a Pablo de esta blasfemia. Cualquiera que sea la verdadera realidad, los musulmanes creen que la Biblia no presenta a Jesús como Dios, y que Jesús ,ciertamente, nunca se llamó a sí mismo Dios.

¿Pero es eso cierto?

Es imposible argumentar que la divinidad de Jesús es un invento tardío, una evolución o creación de cristianos que vivieron muchos años después de Jesús. No sólo el Evangelio de Juan presenta a Jesús como Dios, sino que pasa lo mismo con el de Marcos, que presenta a Jesús como Dios, Yahvé. La evidencia más temprana, probablemente de la misma década que la crucifixión de Jesús, equipara a Jesús con el Dios eterno.
Descubra más acerca de cómo los Evangelios enseñan que Jesús es Dios aquí.

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Cómo empezó todo…

Todo lo que Dios creó en este mundo era bueno. Había comida y bebida para todos los seres vivos. Fue en este contexto favorable que Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, vivieron por primera vez. Dios les había advertido que siempre que ellos vivieran para él, en obediencia, vivirían para siempre, pero si desobedecían, seguramente morirían. Dios había mandado al hombre: “seguramente comerás de cada árbol del huerto, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él seguramente morirás” (Génesis 2:16-17). La advertencia de Dios fue muy clara: la desobediencia produce la muerte.

Vamos a ver cómo el diablo, Satanás (شيطان -que significa “el seductor”), tentó a Adán a través de su esposa Eva. Se le apareció en forma de una serpiente, le hizo una propuesta atractiva:

Él le dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: “No comeréis de ningún árbol del huerto”? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha dicho Dios: “No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis.” Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. Pues Dios sabe que, en el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal. Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió. (Génesis 3:1-6).

Aunque la tentación vino de afuera, fue desde dentro de ellos que la escucharon, y aceptaron su voluntad de creer en la mentira de Satanás. Eva, como Adán, no prestó atención a las advertencias de Dios; Ellos creían que él quería privarlos de algo, y la ambición nació en su corazón para llegar a ser como Dios, su igual. Por primera vez, el hombre (el ser humano) ha experimentado el pecado, esto es, la desobediencia a Dios.

Dios no retrocede en su palabra, inmediatamente aplicó lo que había predicho: “el día que comas de él, morirás” (Génesis 2:17). Sin embargo, Adán y Eva no murieron físicamente a la primera vez; primero experimentaron la muerte espiritual, la pérdida de su relación con Dios y la invasión del pecado en sus vidas. Empezaron a temer a Dios, a querer esconderse, y ambos intentaron salvar las apariencias delante de Dios, como si no lo viera todo. Adán incluso trató de culpar a su esposa por su error.

Dios no pudo mantener en su paraíso a sus criaturas, tan asociadas con la rebelión de Satanás, y los expulsó. Su expulsión del jardín del Edén ilustra la realidad de esta ruptura de su comunión con Dios. Adán y Eva se encontraron entonces en un ambiente sujeto al sufrimiento físico y a la muerte; La tierra fue maldecida a causa de ellos, comenzó a producir “zarzas y espinas”, fueron sometidos a la necesidad de trabajar duro para sobrevivir en un mundo que se vuelve hostil. Más tarde, ellos mismos pasaron por la muerte física, experimentando lo que se siente al “volver al polvo”. La narrativa llamativa de estos acontecimientos se encuentra en la Biblia, la Torá, Génesis 3. Más tarde, el Injil resumirá el principio divino aplicado por Dios al hombre pecador: “la paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23).

¿Ha sido perdonado Adán?

Sé que los musulmanes creen que Adán y Eva pecaron contra Dios, pero que luego se arrepentieron y fueron perdonados. Todo habría llegado a ser normal como antes, y el plan de Dios para Adán y Eva habría reanudado su curso.

Sin embargo, los musulmanes son unánimes en decir que, como resultado de su pecado, Adán y Eva fueron expulsados del jardín. Si han pecado, y después de su arrepentimiento todo habría llegado a ser como antes, ¿Por qué no han sido reintroducidos en el jardín? Sin embargo, ni ellos ni ninguno de sus descendientes pudieron volver jamás al jardín.

Me gustaría hacerte la siguiente pregunta: “¿Por qué sufrimos tú y yo las consecuencias del pecado de Adán, ya que no nacemos en el paraíso y por qué todos pasamos por la muerte?” Te invito a continuar leyendo para obtener la respuesta de las Escrituras a estas preguntas.

Recordemos que “la paga del pecado es la muerte”. Así que, la muerte es el problema número uno del hombre. ¿Cómo podría Jesucristo librarnos de las consecuencias del pecado sin primero pagar el castigo total que nuestros pecados merecen? Este pago es necesario para restaurar la comunión quebrantada con Dios. Tú y yo nunca hubiéramos podido hacer este pago por nosotros mismos o por los demás. Dios, en su bondad, nos dice que el único medio de salvación es Jesucristo – la semilla de la mujer – que ha tomado sobre sí la muerte que merecemos. Sólo Él podía hacerlo porque él era el único sin pecado, negándose a sucumbir a la tentación. Los musulmanes saben bien que él es el único que ha vivido sin pecar jamás.

Así es como podemos entender el profundo significado del sacrificio que Dios le ha pedido a Abraham.

El Profeta Abraham…

Cuando Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo, él obedeció sin vacilación y se fue con el joven. Cuando llegaron al lugar de sacrificio, su hijo le preguntó dónde estaba el cordero que su padre iba a sacrificar. Entonces Abraham respondió que Dios proveería al cordero. Entonces él ató a su hijo y lo puso en el altar sobre el bosque. Mientras extendió su mano para sacrificarlo, un ángel de Dios lo llamó desde el cielo y le rogó que no le hiciera daño al niño. Abraham entonces detuvo su gesto y vio un carnero retenido en un arbusto por los cuernos. Abraham tomó el carnero y se lo ofreció a Dios en lugar de a su hijo. Dios mismo había sustituido al hijo de Abraham, que iba a morir, por un carnero inocente. Este animal sacrificial prefigura a Jesús, “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Es a él a quien Dios ha enviado como sustituto para tomar el lugar de los condenados que somos.

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Para mis amigos musulmanes, que Dios permita el asesinato de su Profeta por sus enemigos, puede ser visto como una derrota. Por eso me gustaría hacer tres preguntas:

En primer lugar, ¿Cuál de las siguientes sería la más significativa y conmovedora? ¿Cuál de ellos probaría el poder de Dios?

Engañar a la gente y llevar a Jesús lejos sin ver la muerte;
-o-
Dejar morir a Jesús y resucitarlo de entre los muertos.

Resucitar a alguien de entre los muertos ciertamente es el acto más significativo. Así, mientras los musulmanes dicen que Alá es tan grande y poderoso que no dejará que su Profeta muera de esta manera, los cristianos dicen: “sí, nuestro Dios nos ha mostrado una demostración de más poder y grandeza al levantar a Jesús de entre los muertos”.

En segundo lugar, cuál sería la mayor victoria:

¿Escapar de la muerte dejando que otra persona muera por ti?
-o-
¿Derrotar a la muerte muriendo por otros y resucitar de entre los muertos?

¡Sin duda la segunda opción!

Esta es mi tercera pregunta. ¿Cuál de las siguientes honraría más a Jesús y daría a Dios la mayor gloria?

Que Jesús use la violencia atacando a los que han venido a arrestarlo;
-o-
Que Jesús huya;
-o-
Que Jesús, por amor a sus enemigos, deba tomar el peor de los males que pudieran infligirle (muerte en la Cruz), y luego conquistar públicamente a la muerte al levantarse de la tumba.

Obviamente el tercer caso haría a Dios más glorioso, y eso es exactamente lo que Jesús dijo la Biblia.

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¿Por qué es necesaria la Cruz?

¿Por qué los cristianos en todo el mundo creen en un Cristo crucificado? Es porque en el momento de la muerte de Jesús, cuatro cosas se lograron:

Redención

En la Sagrada Biblia, esta palabra significa que se ha pagado una suma de dinero por la redención de un esclavo. Es la liberación de la persona que se mantiene en la esclavitud o en la cárcel.

Expiación

Expirar es la traducción del verbo árabe “Kafara”(Takfir), significa cubrir. Su significado es maravilloso, más allá del alcance del hombre ordinario. Esta palabra significa que en la Cruz Cristo respondió a los requisitos de la ley moral para todo el universo y que él tomó el pecado de los hombres sobre él.

Reconciliación

La Sagrada Biblia afirma que todos los hombres son enemigos de Dios. Pero cuando seguíamos siendo pecadores, es decir, enemigos de Dios, Cristo murió por nosotros, para que pudiéramos ser reconciliados con Dios. Ser reconciliado es ser traído de nuevo en una relación perfecta con Dios.

Justificación

Esto es lo que Dios está haciendo por nosotros en respuesta a nuestro cambio de actitud. La Biblia enseña que aun si Dios es un Dios de amor y misericordia, él también es un Dios de justicia. El hombre ha violado la ley; Necesita más que perdón, más que purificación; necesita la gracia de una nueva vida. El hombre necesita ser colocado en la presencia de Dios como si él nunca hubiera pecado.

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Cualquier acusación contra la Biblia plantea preguntas serias que requieren respuestas claras de cada musulmán:

¿No es Dios lo suficientemente poderoso para preservar su palabra de toda corrupción?

Si la Biblia [compuesta especialmente de la Torá (Towrat), los Salmos (Zabur), los escritos de los profetas y el Evangelio (el Injil)] en última instancia, es la palabra, ¿Estamos acusando de haber hecho algo tan terrible al alterarla? ¿No implica que Dios permitió que su palabra fuera cambiada o que él era incapaz de prevenir su alteración?

Como mu’min (creyente en Dios), no puedo concebir cómo la palabra de Dios pudo haber sido cambiada por meros humanos. Dios, el creador de todas las cosas, el Todopoderoso, el omnisciente ha inspirado su palabra. Puesto que él es Dios, él tiene todo el poder para preservar su palabra de toda corrupción y cambio. Esto es lo que el Profeta David (Dawud) dice en Zabur:

“para siempre, oh Señor,
tu palabra se fija firmemente en los cielos “. (Salmo 119:89)

“Sécase la hierba, marchítase la flor,
mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”. (Isaías 40:8)

Jesús lo confirma:

“Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla.” y “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no desaparecerán”. (Mateo 5:18; 24:35)

Si “la palabra de Dios perdura para siempre”, Dios nunca ha permitido que su revelación escrita sea alterada. Él no lo permite y nunca lo permitirá. A través de los siglos, Dios ha permanecido fiel a sí mismo, lo que él declaró permanece invariable.

Encuentra más evidencia de que la Biblia no ha sido falsificado aquí.

Ningún musulmán había atacado o dudado aún la autenticidad de la Biblia hasta el 1046 d.c. (400 años después de la muerte de Muhammad). De hecho, el erudito Ibn Hazm, que murió en Córdoba en 1064, fue el primero en acusar a la Biblia de ser alterada.

Sin embargo, su argumento no se basó en ninguna evidencia o hecho histórico, sólo en base a su celo por defender los escritos del Corán.

Aunque no dependo del Corán para probar la veracidad de la Biblia, me parece relevante que el Corán a menudo hable muy favorablemente de la Biblia.

En Sura Jonas[Yunus] 10,94, se ordenó a Muhammad (y así a todos los musulmanes) considerar la Biblia como la principal fuente de revelación:

فإن كنت في شك مما أنزلنا إليك فاسأل الذين يقرؤون الكتاب من قبلك لقد جاءك الحق من ربك فلا تكونن من الممترين

“y si tú (Muhammad) estás en duda acerca de lo que te hemos revelado, entonces pregúntale al pueblo del libro (judíos y cristianos), que leen el libro antes que tú. Ha llegado la verdad de tu Señor: por lo cual, no seas de ellos que dudan. (sura de Jonás, 10,94; CF. 21.7)

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¡Caro! Puedes estar seguro de ir al cielo. Tu destino no depende de tus obras buenas o malas. Ir al cielo es un regalo gratis de Dios, sólo hay que recibir este regalo por fe en Jesucristo. La Biblia dice, “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)

Querido amigo, Dios nos ha dado una manera de liberarnos del dominio del pecado y escapar de su justo juicio. El camino del cielo está establecido ante nosotros. En el paraíso, no hay ni pecado ni nada sucio; no habrá ninguna de las cosas tristes y malvadas que hacen que la vida aquí en la tierra sea tan difícil y dolorosa.

Jesús vivió la vida irreprochable que tú y yo debimos haber vivido, y él conquistó donde nosotros fallamos. Se burlaron de él, fue crucificado, pero todo esto simplemente cumplió el plan de salvación de Dios con el fin de salvarnos de nuestros pecados.

¿Confesarías en este momento ante Dios que eres culpable y que entregarías tu corazón y tu vida a Jesucristo? Una vez que haces esto (como el ladrón en la Cruz en el video), Dios te dará un nuevo corazón, caminarás en la novedad de la vida… y Dios también se reserva un lugar para ti en el paraíso (¡seguro!). ¡Jesús es un Salvador maravilloso!

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